Por: Claudia Jiménez*
Entrada recuperada del 5/julio/2016
Crear empresa como alternativa de desarrollo personal y profesional, tiene el 91% de aceptación sociocultural por parte de los colombianos, de acuerdo con el estudio del Global Entrepreneurshio Monitor GEM Colombia (2006-2013), uno de los indicadores más altos de la región, no obstante este mismo estudio revela que solo el 14% da inicio a actividades empresariales y tan solo el 6% supera los 42 meses de operación con su empresa (periodo llamado por algunos “valle de la muerte empresarial” por los desafíos de competitividad y sostenibilidad que supone mantenerse los primeros de 3 años y medio).
Para verificar estas cifras en contexto, una revisión a estas mismas mediciones del GEM en México y Chile (2013), revelan que la aceptación sociocultural de la actividad empresarial, en el país centroamericano es apenas del 56,5%, quienes inician actividades son el 11,9% y los que superan los 42 meses son el 4,2% con un comportamiento similar a las proyectadas en Colombia; por su parte en Chile la aceptación sociocultural es del 70,2%, (igualmente inferior al promedio colombiano), sin embargo en este país el 15,4% de los consultados iniciaron sus actividades y el 8,5% superan los 42 meses de operación.
Estas cifras, más que una conclusión, nos ofrecen una aproximación a lo complejo que resulta para los emprendedores consolidar sus iniciativas empresariales, máximo en entornos socioeconómicos con poca inversión en educación, innovación y desarrollo sostenible, escenarios donde el espíritu empresarial se pone a prueba y se fortalece superando obstáculos, probando y logrando nuevas formas de competir.
Como fundadora “fallida” de una agencia de publicidad y una plataforma online para emprendedores, he vivido en carne propia estas complejidades y les aseguro que en emprendimiento “a veces se gana, y siempre se aprende” prueba de ello es que en este camino de probar y fallar, naturalmente han venido lecciones que he tenido la oportunidad de compartir con otros emprendedores como asesora, tallerista, mentora y recientemente como docente, escenarios en los que más que “enseñar” he buscado empatizar para desde la experiencia (propia, la de las empresas que he acompañado a nacer, crecer y la de otras que nunca nacieron) y algunas metodologías, promover que los emprendedores resultemos fortalecidos, pues estoy segura que el emprendimiento es el medio para generar cambios positivos más que un fin en sí mismo.
Por lo anterior, me atrevo compartir a manera de resumen estas lecciones que considero pueden ser de utilidad para quienes quieren empezar o han empezado hace poco su actividad emprendedora:
- Reconocer nuestro detonante: Tener claro cuál es el motivo real que nos lleva a emprender (generar una fuente alternativa de ingresos, dejar un trabajo que ya no nos desafía, resolver un problema o necesidad que nos apasiona, rentabilizar recursos económicos o intelectuales disponibles, trabajar con alguien que consideramos un buen socio, etc.) pues sin duda ese detonante influenciará en gran medida las decisiones que tomemos consciente o inconscientemente, por lo cual entre más claro sea para nosotros cuál es la “medida de éxito” del emprendimiento que crearemos más probable es que enfoquemos nuestros recursos y motivación (que será muy necesaria en el proceso) para alcanzar ese o esos propósito(s) que consideramos exitoso(s).
- No sobrevalorar “la idea”: generalmente estamos seguros que la propuesta que tenemos será el motor del emprendimiento, luego si la idea fracasa, fracasaremos como emprendedores. Este planteamiento desconoce la importancia de partir de necesidades y problemas reales en el entorno que con nuestro “kit de herramientas” (capacidades, contactos, experiencias) podremos valorar como oportunidades, así también desconoce que lo más probable y positivo que puede suceder a tu idea, es que, en su validación con usuarios y clientes potenciales, madure y mejore para responder de manera más atractiva y efectiva.
Por eso si tienes una idea rondando hace tiempo, compártela, no temas que la roben, pues la ejecución hará la diferencia, ayudará identificar y de ser posible contactar a quiénes en el mundo lo han logrado, para entender similitudes y diferencias de los propósitos, entornos y resultados de implementación.
Y si quieres emprender y aún no tienes clara la idea, no hay nada perdido, identificar necesidades y problemas en tu entorno puede ser un punto de partida para iniciar, es posible para todos incursionar en la industria que nos motive, sin embargo, cuanto menos conozcamos de esa industria más riesgos asumimos y mayor tiempo tomará identificar oportunidades, pero para un emprendedor, constante y objetivo en la valoración de conocimiento de la industria, no hay imposibles.
En todo caso el mayor valor de los emprendimientos está en su equipo emprendedor y su capacidad de ejecutar, aprender, adaptarse y crecer.
- Menos charla, más acción y foco en aprender: Quizás el mayor incentivo que podamos recibir como emprendedores es ver nuestro emprendimiento avanzando, sin embargo a veces nos distraemos de lo importante, y en lugar de avanzar, damos vueltas y seguimos en el mismo punto, pasamos horas en el escritorio alistando todo para empezar la empresa, y cuando no estamos acompañando estas actividades de un aprendizaje del mercado, el riesgo es muy alto pues podemos asumir que los planteamientos de nuestro modelo de negocio son reales, y por lo tanto podemos realizar grandes inversiones de tiempo y dinero antes de haber entendido profundamente a nuestros clientes.
Por lo cual la principal recomendación es enfocar el tiempo y los recursos en aprender cómo crear, entregar y capturar valor a través de la creación de un prototipo o producto mínimo viable que nos permita realizar un rápido lanzamiento (del cual lo más recomendable es que no estemos orgullosos) pero que nos permita medir y concluir si las hipótesis que tenemos de nuestro negocio son o no reales, a partir de estas conclusiones aprender y replantear para nuevamente lanzar el producto o servicio adaptado y continuar hasta haber encontrado enganche de nuestra solución con la oportunidad del mercado.
Cada emprendedor, cada equipo y por supuesto cada emprendimiento es particular y la aplicación de estas lecciones puede variar en cada caso, por lo cual mi recomendación final es desarrollar redes de contacto con empresarios que puedan desde la experiencia apoyarnos y ayudarnos a conocer formas de enfrentar los desafíos que representa emprender.
* Comunicadora Social y Aprendiz permanente de mis pasiones.